Los seguros son aquellos contratos mediante los cuales, a través del pago de una prima, obtenemos una compensación en caso de que suceda alguno de los imprevistos de los que nos ofrecen cobertura las compañías.

Por eso es de vital importancia ser conocedores de lo que tenemos suscrito en la póliza para poder reclamarlo en caso de necesidad.

Al contratar un seguro necesitamos estar bien informados y analizar las distintas coberturas que las compañías nos ofrecen y las necesidades reales que queremos cubrir. Por supuesto es más caro un seguro que cubre mayor pluralidad de situaciones y al contrario. Así, ajustarse a la realidad de cada uno es el primer paso a tener en cuenta antes de suscribir una póliza con cualquier compañía.

De este modo, en caso de incidente no habrá dudas sobre quién debe hacerse cargo de los gastos ocasionados porque, de lo contrario, será necesario recurrir a los tribunales en una situación más costosa tanto económica como temporal. Sin embargo, muchas son las compañías que rechazan nuestras pretensiones y no siempre tienen razón, o la tienen de forma parcial.

Reclamarlos se convierte entonces en una obligación para nosotros al existir un contrato que procura por nuestros intereses.


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