Cuando una persona muere, no tenemos la obligación, aunque seamos herederos, de aceptar esta herencia. Por tanto, es posible que, una vez seamos llamados a heredar, después de estudiar las condiciones de esta herencia, decidimos no aceptarla.

Para poder decidir con conocimiento de causa es necesario que tengamos en cuenta diferentes cuestiones como:

– Qué contiene la herencia y cuántos herederos hay.

– Que no es posible aceptar la herencia de forma parcial .

– Que una vez aceptada o rechazada la herencia, no puede cambiarse de opinión.

¿Qué motivos pueden hacernos repudiar la herencia?

Principalmente el hecho de que la herencia comporte más deudas que bienes. En este caso los herederos, al aceptar la herencia, están obligados a satisfacer las deudas pendientes y lo tendrán que hacer tanto con lo heredado, como con su patrimonio personal, salvo que acepten a beneficio de inventario ( Véase el apartado ” aceptación de herencia” )

La repudiación de la herencia debe realizarse con un acto expreso donde se manifieste, de forma clara y concisa, la decisión. Si uno de los herederos repudia la herencia y los demás no, la parte que correspondería al repudiado, se repartirá entre los aceptadores de forma proporcional.